lunes, 29 de noviembre de 2010

Chime Lodge, grata sorpresa en la Patagonia Norte Argentina.

Raymond Horse, Pucón, Chile.  
Un grupo compuesto por pescadores bastante heterogéneos.Arquitecto, psicólogo, ingenieros, abogado. Todos preparados para pasar cuatro días a orillas del Rio Chimehuin, próximo a Junín de los Andes, Neuquén, Argentina, en lo que se conoce como Patagonia Norte. 






El clima nos anunciaba días con algo de lluvia, nada para preocuparse, poco viento y, con algo de suerte, una tarde de sol.  Cruzamos desde Pucón, luego de probar suerte en su casino y disfrutar de un “cordero al palo en un restaurante de pescados y mariscos”.   Todos teníamos claro que la tarea que teníamos por delante no era menor, ya que pescar con el nivel de aguas de noviembre no resultaba fácil, partiendo de la base que deberíamos olvidarnos de moscas secas. 
Collón Cura
Boca Chime
Debíamos juntarnos en el puente que cruza el Río Chimehuin, a un par de kilómetros antes de Junín, conociendo allí a nuestros guías para las próximas tres jornadas completas de pesca. Gustavo,  Cristián, Marco y Luciano.  Luego de un rápido paso por el centro del pueblo para comprar las licencias y tomar desayuno, nos dividimos en dos grupos, uno pescaría el Chimehuin Bajo, desde el Manzano hasta su salida en el Río Collón Cura; y el otro se dirigiría hasta el lodge, para dejar las cosas, acomodarse y bajar la sección alta del río, hasta el puente en que nos acababan de encontrar. Me quede entre los que fuimos al lodge.  Se encuentra ubicado a unos 20 kilómetros al oeste de Junín de los Andes, sobre el río, con una amplia vista del valle y su entorno.  Cerros de poca altura, bastante apampado, con un fondo de la Cordillera de los Andes nevada.  La instalaciones son excelentes, amplios dormitorios con baño privado  y gran parte construido a doble altura. Cocina americana amplia. Impecable.  Mirando al norte, por la ventana se veía el río, grande, crecido, de un color azul claro, casi transparente. Con su sonido fuerte me recordó que estábamos ahí para pescar, por lo que tan pronto nos enfundamos nuestros wader y preparamos los equipos partimos a nuestro destino inicial. 
 
 
La bajada al Chimehuin Alto es propia de estas tierras.  Abrupta. Simplemente las balsas se dejan caer por una pendiente de unos cincuenta grados y unos veinte metros de altura.  El río abajo corre fuerte, blanco por la espuma.  Ya sobre la balsa, guiándonos Gustavo  head guide,  a los pocos segundos recordé la enorme diferencia que existe entre las dos especies de truchas. O pescabas arco iris y alguna farios post desove y uno que otro salmón; o derechamente intentabas ir tras las farios residentes, gordas y famosas por su fuerza, de colores amarillos y café.  Asunto de no menor importancia, ya que la decisión de líneas y moscas pasaba por determinar el objetivo, como asimismo la manera que se pescaría.              
Decidí una opción conservadora, mosca mediana de colores claros con línea de hundimiento.  Antes de los cinco lances ya tenía una arco iris entre las manos.   Luego, como buen pescador de seca y ninfas, opte por indicadores de pique y moscas que imitan huevos. El resultado fue una hermosa arco iris, no antes de varios piques sin poder clavar correctamente.  Después de un frugal almuerzo, la tarde completa fue sólo de marrones.  Mosca grande, Un “gato” de aproximadamente 15 cm., de colores negro y rojo, con bastante brillo. Algunas llegaron a los 2 kilos y un par lo sobrepasaban.  Entretenido. Todo listo para  regresar al lodge para una comida y una copa de buen vino argentino Malbec.  A dormir, ya los dos días de trajín me estaban pasando la cuenta.

Los días siguientes fueron bastante similares, con aguas –eso si- muy distintas.  El segundo día recorrimos  el llamado Chimehuin Bajo, una bajada muy larga, por paisajes llenos de sauces, agua desbordada y muchas, muchas truchas fario y arco iris. Resulta extraña esa sensación de “nunca terminar”, un sauce tras otro, un cast tras otro, en busca de esa fario esquiva, mañosa, “turra” como les dice Gustavo.   La salida es bastante lejos, al menos una hora de viaje hasta el lodge. Una buena ducha, comida de caballeros, una abundante rasión de Malbec y Baranda … conectarse a internet –avance de la tecnología y tres generadores eólicos- para luego directo a dormir ... salvo el río no se escuchaba otro sonido. 
 
 
 
 
El tercer día bajamos Río Collón Cura Bajo, otro tramo muy extenso, caracterizado por la enormidad de las aguas y múltiples brazos, como asimismo la mayor presencia de percas, grandes, algunas de un par de kilos, que en nada debían envidiar la fuerza de las arco iris.  La salída ya es a la altura del Embalse Piedra de Águila. Toda esta área se caracteriza por la abundancia de ciervos.  No esta demás aclarar que en todo el viaje no deje de lanzar una y otra vez mi querido gato” rojo y negro, buscando incesantemente la fario del barrio, el monstruo del río, aquella trucha que ataca por alejar de su territorio y que, por ningún motivo, se mueve por algo más pequeño que un buen saltamontes o un pececillo.
La llegada al lodge fue como sufrir un déjá vu: la picada en su lugar, un buen vino o cerveza fría, una comida liviana y todo listo para descansar. No pudimos evitar salir a tomarnos unos bajativos a la terraza, una noche no muy fría, pero que a la luz de la luna llena y las nubes, pagaba con creces la estadía y ayudaba a olvidar el stress de un año de trabajo. 
                                          
 Comentario especial para nuestro último día en el río, bajamos todos el grupo juntos. Un grupo no menor ya que con guías llegábamos a 12. Preparamos un buen asado a la usanza argentina, con leña y a la orilla del agua.  “Pato”, la cocinera del lodge, se preocupó de aportar con los acompañamientos.  A la sombra de los árboles y con una copa de un buen vino tinto  cabernet chileno  en la mano, ya planeábamos volver en febrero o marzo. Sorpresa no menor para nuestros guías, ya que no sólo no acostumbran que los clientes norteamericanos destapen botellas, en esa cantidad y en lugar de pescar, sino que cierren en la misma temporada otro viaje. La próxima vez, eso si, dejaré de lado las moscas de dorados y me dedicaré, con gusto, a castear moscas pequeñas, con caña número cuatro y no más grande que número ocho. 
 

  
Hasta la proxima y muchas gracias a Fly Fishing the Run por la organización de este viaje.

martes, 26 de octubre de 2010

Fly Fishing Encounter 2010

Por Cristián Rodríguez O.
Casi no recuerdo hace cuantos meses atrás Leonardo Ramirez de Pescador.cl,  me hizo la invitación a participar en el Segundo Fly Fishing Encounter que  se realiza en la Patagonia Norte Chilena. Debo admitir que me mantuvo ocupado por las expectativas y requerimientos que tenían sus organizadores Mauricio Salazar y Luis Opazo, a quienes ya agradecí mi asistencia.  Mi tarea,  darle forma a una “clínica” y/o “taller”  de la pesca en agua salada del caribe, sin medios audiovisuales y a personas que no tenían ningún tipo de experiencia o sensibilidad en el tema.

 

 Sin darme cuenta, llegó la fecha y me encontraba nuevamente frente al volcán Osorno, en la ciudad de Puerto Varas. No olvidemos lo bello de la patagonia norte chilena,  es un regalo. Cómo me comentó el mismo Luis, tuvimos la suerte de tener el volcán despejado el día de nuestra llegada, cosa no menor cuando solo está así 60 días al año. Por otra parte, contamos con una excelente hotelería, les recomiendo el Hotel Solace si están por esta ciudad, excelente.
 
 
 


Bueno, fui obediente, dejé de lado las grandes presentaciones, videos y apoyos tecnológicos, dedicándome a buscar la forma más adecuada para que otros pudiesen  incorporar ciertos conocimientos de esta apasionante  arista de la pesca con mosca. Para esto me acompañé de todas las cosas que personalmente ocupo para ello, desde la ropa hasta mis equipos. Espero haberlo logrado, fue difícil tarea sintetizar algo que te apasiona tanto, de lo cual podrías estar hablando días.
  
 
 Como se planeó, avanzó el día y cada uno de los expositores  brindo lo mejor de su persona para el logro de los objetivos. Espero que los asistentes  aprecien que en este encuentro se tocaron temas centrales de nuestra actividad: historia de la pesca con mosca en Chile, desarrollo sustentable, técnicas de lanzamiento, estilos, atado, tipos y destinos de pesca con mosca. Todo esto  en un grato ambiente de camaradería. A la vez, pudieron tener en sus manos, equipos, implementos e indumentaria  para cada  pesca, de última generación en el mundo, si señores, en el mundo.  
 
Para cerrar,  comentar que desde Temuco  hasta Puerto Montt hoy ya saben que existe   pesca con mosca en el mar caribe,  o tal vez decir, están un poco más salados. A los organizadores,  gracias Mauricio y Luis  por recordarnos que Santiago no es Chile ,  que con afecto las cosas salen bien.

Cuando se encuentre en la Patagoinia Chilena, recuerde respetar el Reglamento. Pesque y devuelva.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Dorados en el Alto Paraná…….una aventura dorada

 Por Alejo Infante

Para muchos la pesca de Dorados, conocidos como los tigres del Paraná, es una de las pescas más emocionantes. Hasta hace poco, este no era mi caso a pesar de haberlo intentado un par de veces. Esta vez, a través de mi amigo Cristián Rodríguez  O. de Fly Fishing The Run viajamos al alto Paraná, a la provincia de Misiones,  frontera con Paraguay. El plan era  buscar  unos buenos Dorados y de paso  borrar las malas experiencias anteriores y no nos equivocamos.




Vía Buenos Aires, con escala en Aeroparque, llegamos al aeropuerto de la ciudad de Posadas, donde nos esperaba Vicente Moncada, dueño del Lodge Don Cindo. Luego de una hora y media de camioneta, ya estábamos instalados junto a mi compañero de pesca, Rodrigo “zorro chico” Bascuñan preparando los equipos y recibiendo los primeros consejos de nuestro guía, Ricardo Pinto, mas conocido como “Pinti”.
El lugar, una acogedora casona de campo con lindos jardines y cómodas habitaciones dobles, muy bien equipadas, ….frigobar, aire acondicionado, buenas y amplias camas.Luego de un rico aperitivo con buenos fiambres  y vinos de Mendoza, la cena y a dormir para  soñar con alguna buena captura.




Muy temprano al otro día, a eso de las 6:30 a.m. se inició la primera jornada, nos espera  un muy buen desayuno con frutas, jugos naturales y buen café junto a la grata compañía de Vicente. Cargamos los equipos y después de unos cinco minutos por un camino interior de la hacienda, llegamos a la ribera del Paraná donde constatamos la inmensidad del río, al frente la costa paraguaya  y a diferencia del Paraná que yo conocía, las aguas eran mucho más claras y con numerosas islas con interesantes estructuras de troncos y árboles  en las orillas.

Con bastante ansiedad montamos líneas de flote en cañas Nº 8, las recomendadas para esta pesca, ya que hay que mover grandes y voluminosas moscas. Luego de 10 minutos de navegación en bote a motor, equipado con dos plataformas muy cómodas especiales para el Fly, ya estábamos listos y dispuestos para iniciar esta ansiada experiencia.Atamos un par de moscas en colores negros con bastantes brillos, la pesca se realiza con el bote derivando con la corriente y acomodado por un motorcito eléctrico, por lo que se practica el levante y tendido, es decir no hay falsos casteos y los lanzamientos deben ser rápidos y muy precisos, buscando los posibles escondites de  los famosos Dorados.

Después de recorrer una costa de unos 1500 m.  sin éxito, Pinti ordena recoger para cambiar de lugar, llegamos  a una puntilla formada por el río y una gran isla, la flotamos por el canal interior y ya en  los primeros lanzamientos comenzaron a sucederse los piques, uno tras otro, de doraditos de 1 kg. promedio, ataques muy violentos y acrobáticos saltos. Así transcurrió el primer día de una pesca abundante en un entorno muy lindo y un clima agradable pero ventoso.


La segunda jornada fuimos río abajo, en el trayecto tuvimos oportunidad de admirar y fotografiar monos aulladores y cocodrilos, habituales en esta zona. 



La pesca se inicio con dorados medianos y abundantes piques que nos obligaban a reemplazar continuamente las moscas, muy deterioradas con los filosos dientes de estos peces. Por la tarde, después de un pic nic de ricas empanadas Salteñas y buenos sándwichs, el clima mejoro, levanto la temperatura hasta los 27 grados aprox y bajo el viento…… y los resultados no se dejaron esperar con capturas de un par de buenos dorados de 5 a 8 kilos, muy agresivos y peleadores, acá entendimos por que se necesita una caña 8.



El tercer día, remontamos el río para pescar sectores de piedras y la costa Paraguaya, los resultados fueron similares, muchos doraditos y un par de buenos trofeos. Por la tarde, montamos cañas Nº 6 y moscas pequeñas de flote tipo Fat Albert, se sucedieron los piques de doraditos y bogas, por cierto muy divertido hasta que una boga capturada por mi partner fue literalmente partida en dos por el ataque de un gran pero gran dorado, eso nos dio la alerta para volver  a las cañas Nº 8 y las grandes moscas, unos cuantos lanzamientos y un par de buenos dorados de 6 a 7 kilos no se dejaron de esperar.

 

El cuarto  y último día, siguió igual, con capturas abundantes de doraditos de 1 a 2 kilos, alguna Pira Pita y un par de tigres mayores. Un notable asado  criollo a orillas del río y a contar los días para volver pronto……. y los agradecimientos a Vicente y Pinti.




Para informarse y viajar a este destino: info@flyfishingtherun.com